En los libros de historia reposa que, con la ordenanza 14 de 1890, la Asamblea General de Boyacá bautizó al municipio con el nombre de Briceño en homenaje al general Manuel Briceño, político conservador nacido en Bogotá, quien participara en las guerras civiles de 1876 y 1885. Antes de su fundación, el poblado era una aldea llamada Puripí y perteneciente al antiguo territorio Muzo, habitado por indígenas Caribe.
El municipio se ubica en las estribaciones de la cordillera Oriental, en su declive hacia el Magdalena Medio. El territorio cuenta con una vegetación nativa de clima templado húmedo, aspecto este que permite a sus pobladores el desarrollo de actividades como el cultivo de café, caña de azúcar, frutales, plátano y yuca, principalmente. Por otra parte, la práctica de la ganadería está orientada
a la explotación con doble propósito, y algunos pobladores son expertos en la fabricación de artesanías utilizando la guadua como materia prima.
Uno de los aspectos más característicos de Briceño, además de su agradable clima, es la amabilidad de su gente. Tan pronto el visitante arriba al territorio, percibe la variedad de lugares por explorar. Está, por ejemplo, la iglesia de Nuestra Señora del Amparo, ubicada en el parque principal, la cual describe el fervor religioso de los habitantes. Pero si el turista busca algo de aventura, podrá encontrar lugares como las cascadas Guayabal, El Tabor y La Moya, una cadena de caídas de agua perfectas para refrescarse después de haber disfrutado del exótico paisaje. En la cabecera municipal, se halla una piscina artificial conocida como Las Vegas, la cual permite disfrutar de actividades acuáticas en compañía de familiares y amigos.
La gastronomía de Briceño ofrece, dentro de su variada oferta de platos típicos, un ingrediente particular conocido con el nombre de chachafruto o balú, una especie de frijol gigante de árbol con gran contenido proteínico, utilizado en la preparación de sopas, cocidos, panes, coladas, tortas y dulces, entre otras delicias culinarias. Este variado menú, muestra de la riqueza agrícola y cultural de los pobladores, puede ser degustado en las fiestas celebradas en honor a la Virgen del Amparo, en agosto.