La palabra chivor proviene de la lengua muisca y significa tierra verde y rica. Chivor es el municipio más joven del departamento de Boyacá. Los historiadores cuentan que se creó a partir de unos terrenos donados por Florencio Novoa, en 1930, para la construcción de la capilla, el parque y la escuela. En 1990 fue elevado a municipio.
Aparte de la ya tradicional y sustentada labor agrícola y ganadera de Chivor, el municipio también es reconocido por la explotación minera de esmeraldas. Ejemplo de ello, es el tour que durante los últimos años se ha venido promocionando con éxito, denominado Minero por un día, en donde los turistas recorren las zonas de extracción esmeraldera del municipio, y en ese recorrido cruzan montañas, observan cascadas, conocen túneles e, incluso, extraen esmeraldas que llevan como recuerdo; es decir, todo un plan que reúne aventura, tradición y cultura, enmarcado en la belleza natural de los paisajes de Chivor.
La Represa de Chivor ha sido motor de la transformación económica, social y cultural del municipio. Se construyó para dar solución a las necesidades hidroeléctricas del sector, pero con el paso del tiempo se volvió una alternativa de desarrollo turístico muy importante para la población; no en vano es uno de los sitios turísticos más visitados en la región. Alrededor de esta obra de ingeniería, conocida también como el embalse La Esmeralda, converge toda una infraestructura hotelera, turística y gastronómica que sirve de activación económica para propios y visitantes.
Otros atractivos con los que cuenta Chivor −además de la ruta de la esmeralda−, son la cascada de Cristo Rey, la Cueva Mundial y el cementerio indígena. Por otro lado, la gastronomía local ostenta deliciosos manjares como la arepa de maíz, la chanfaina (menudo de res con verduras), la chicha (bebida fermentada), el masato de maíz, la carne asada de res y cerdo, y los tamales. Entre las festividades más reconocidas están la de la Virgen de Gualí −patrona de los chivoreños−, la de Corpus Cristi y la de fin de año. También es digno de observar allí, los collares y pulseras con esmeraldas y semillas de ciruela, elaborados con el ingenio de los artesanos de la región.