Cueva de la luna, ese es el significado del nombre de Covarachía, en lengua muisca. Se dice que el territorio duró por más tres siglos como tierras baldías, tiempo después de que los españoles arrasaran con los indígenas que habitaban en ellas. Solo hasta 1819 volvió a existir un caserío. El 21 de febrero de 1824, Juan Sámano hiso erigir una parroquia, conservando el mismo nombre que le habían dado los muiscas, pero en 1858 se lo cambiaron por Ricaurte. En 1868, el presidente del Estado Soberano de Boyacá, por medio del Decreto 40 del 17 de diciembre, ordenó reestablecer todos los nombres indígenas que tenían los distritos antes de 1858, incluido Covarachía.
El territorio y los habitantes del municipio mantienen una estrecha relación con el vecino departamento de Santander, en especial con los poblados limítrofes de San José de Miranda, Molagavita, Capitanejo, Tipacoque y Onzaga. El afluente que atraviesa su territorio es el río Chicamocha, convirtiéndose en la artería fluvial más importante de la región, así como en sitio turístico.
La agricultura sigue siendo la principal actividad de sus habitantes. Hasta hace algunos años, los cultivos de fique y tabaco negro eran dos renglones importantes que movían su economía; pero hoy, por múltiples circunstancias, eso ha cambiado y ahora los covarachenses alternan esos productos con fríjol, tomate, maíz, yuca, y en las vegas del Chicamocha, donde la temperatura alcanza los 28°C, se cultiva caña de azúcar, plátano, naranja, piña, chirimoya, pomarrosa, manzana y durazno.
Gracias a que la mayor parte del territorio de Covarachia es quebradizo, hay una serie de picos y miradores desde donde se pueden apreciar, con lujo de detalles, dos de las más distintivas formaciones geográficas que ostenta la cordillera Oriental: la Sierra Nevada del Cocuy y el Cañón del Río Chicamocha. Una de las elevaciones es el alto de la Virgen de Fátima, lugar de peregrinación local y sitio predilecto de los turistas para fotografiar el relieve y panorámicas del municipio. Su cabecera municipal no es muy extensa, pero eso contrasta con la enorme amabilidad de su gente. Tienen fama las fiestas patronales a San Luis Beltrán y a la Virgen del Carmen.