Los antecedentes históricos registran a Tobasía como el primer nombre de la población −una expresión que en lengua muisca significa lugar donde nace un río−, así como también que el territorio pasó a ser parte de Santa Rosa de Viterbo. En 1810 los habitantes de Tobasía, abanderados por sus líderes Manuel Ignacio de los Reyes y Manuel Ignacio Mogollón, solicitaron ante el Virrey Juan Sámano, levantar una parroquia independiente en el sitio conocido como El Cenicero. El nuevo nombre del poblado sería: Floresta, en virtud de las numerosas flores que cubrían el paisaje de la zona. Dos años después, las tropas libertadoras pasarían por la nueva población rumbo a la batalla del Pantano de Vargas.
Se dan las condiciones aptas para el cultivo de papa, maíz, cebada y frutas, en especial la uva y la uchuva, con las que se producen vinos de excelente calidad. También da lugar para la cría de vacunos, cerdos y ovinos, al igual que la extracción minera.
Una de las cualidades que ostentan los pobladores de Floresta, además de su amabilidad y empuje, es que son hábiles comerciantes; de allí que se les conozca en la región como los “judíos de Boyacá”. Y esto, de seguro, ha hecho que muchos de sus productos se vendan bien en otros mercados, como es el caso de la cotiza o alpargate llanero, cuya elaboración de la capellada se hace con el caucho de las llantas.
Floresta cuenta con sitios de interés turístico como la iglesia de la Inmaculada Concepción, la capilla de la Virgen del Amparo de Tobasía, las cuevas de Monticelo, las ermitas del Llano Mogollón y el parque principal, considerado uno de los más bonitos del departamento. Dentro de las actividades culturales que se realizan cada año están las fiestas de la Virgen de la Salud y el Aguinaldo Florestano. Entre sus personajes ilustres se destacan Evaristo Dueñas, quien murió en la Batalla de Boyacá, y Eliecer Silva Celis, antropólogo y fundador del Museo Arqueológico de Sogamoso. Para finalizar un dato curioso: existe un pájaro llamado “jaqueco”, de cuyo pecho amarillo los habitantes de Floresta reciben el sobrenombre de “los bucheamarillos”.