El municipio de Quípama, lleva el nombre de una de las hijas del cacique Itoco. Una de las leyendas narra que aquella doncella viajaba sobre un enorme cóndor, recorriendo y vigilando el territorio de su padre, hasta que un día el cóndor se adentró en tierras muiscas y la hija del cacique muzo se enamoró del zipa de Bacatá: Tisquesusa. Al ver esto, el cóndor se convirtió en esmeralda, para que así la doncella lograra obtener el amor del gobernante; este hecho provocó la ira del cielo, el cual se oscureció y lanzó rayos que dieron muerte a todos los cóndores que surcaban los cielos de Bacatá. Otra leyenda dice que, al llegar los españoles, Itoco sacrificó a sus dos hijas para protegerlas, convirtiéndolas en montañas; a una la llamó Ibama y a la otra Quípama.
La riqueza mítica de Quítama refleja, a la vez, el caudal económico, ecológico y socio-cultural que posee, siendo otro de los centros esmeralderos de la región. En 1956, el poblado se convirtió en una inspección del municipio de Muzo, sitio al cual se acudía para proveerse de víveres y alimentos. En 1986, fue elevado a municipio, convirtiéndose en el más joven y emprendedor de la región. Aparte de la minería, los habitantes han decidido apostar también a la ganadería y la agricultura mediante cultivos de pancoger, como caña de azúcar, plátano, yuca y maíz.
Quípama no solo adoptó el nombre de una princesa, sino que se asentó sobre parajes rodeados de belleza y biodiversidad, agradables para visitar. La quebrada La Caco, ubicada en la vía que conduce al municipio de Otanche, ofrece un lugar exótico y especial para bañistas. Las cascadas Hachita y Macanal, y los bosques Tapas de la Vega, brindan las condiciones para la recreación y el descanso. Están, además, zonas de extracción minera, donde el turista puede conocer de cerca el embrujo de la esmeralda; lugares como El Naranjo, área de hallazgos arqueológicos que dan cuenta de la existencia de un mar prehistórico y donde se observa la montaña que, según otra leyenda, fue la última morada del cacique Itoco. Los pobladores de Quípama llevan a cabo actividades religiosas y culturales, en especial las festividades a la Virgen del Carmen y el Día del Campesino.